Valga este pequeño relato epistolar como prólogo a la
serie "Qué es la música" que empiezo a publicar hoy:
Estimado señor Korhonen:
Le escribo como redactor jefe de la revista Nahka Ja Nastat
a la dirección de correo electrónico que figura en su blog Yö Madridissa.
Conozco el blog porque tengo familiares en España que lo leen a diario.
Sinceramente lo encuentro divertido y a la vez bastante riguroso en los
contenidos. Por lo que cuenta en sus crónicas, los españoles son realmente
graciosos a veces, aunque otras deben de ser insoportables. Me dirijo a usted
porque me gustaría solicitar su colaboración para cubrir un acontecimiento
puntual. Se trata del concierto histórico que dará en Madrid la banda de música
heavy The Freewheelin’ Franklins. Probablemente sepa que llevan quince años
separados y que se han vuelto a unir exclusivamente para esta gira. La única ciudad
europea donde darán un concierto es Marbella, por residir allí dos de sus
componentes desde hace años. Dado el fervor existente en nuestro país por este
grupo, cuyo cantante, como usted sabrá, es finlandés, consideramos importante
ofrecer una crítica en nuestra revista. Sé que no dedica mucho espacio a la música en su blog, pero estoy seguro de que sabrá hacerlo bien. Le
ofrecemos 700 € por el trabajo. Le aseguro que normalmente no pagamos tanto
por corresponsalías.
En espera de su respuesta, le saluda atentamente,
Onni Virtanen
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Hola Mami,
me han escrito de una revista para que les haga la crónica
de un concierto de rock. Me pagan 700 € y no sé qué hacer. Aquí eso es mucho
dinero y me viene justo cuando estaba al límite. ¿Qué hago?
Un besote,
Juhani
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Hijo mío,
cada vez te entiendo menos. Creo que te estás españolizando
demasiado. La mujer esa te tiene trastornado. El simple hecho de que me hagas
una pregunta así me deja boquiabierta. Tú sabrás si te quieres meter en líos.
Besos,
äiti
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Estimado señor Virtanen:
Le agradezco la confianza que deposita en mí al hacerme este
ofrecimiento. Aceptaré gustoso el encargo. Quisiera saber si es posible recibir
algún tipo de acreditación como representante de prensa. Si no tienen
inconveniente, preferiría que mi firma no apareciera en el artículo. Bastará
con que figure el nombre de la revista.
Saludos cordiales,
Juhani Korhonen
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CONCIERTUS INTERRUPTUS EN MARBELLA
La noticia musical de ayer fue sin duda el infarto que
sufrió en directo sobre el escenario el cantante estadounidense de origen
finlandés Olavi Nieminen, más conocido como Frank Fronkonstin, líder de los
Freewheelin’ Franklins. El lamentable incidente fue presenciado en directo por
los quince mil espectadores que abarrotaban el estadio de fútbol de Marbella, y
también captado y retransmitido por las cámaras de televisión, dando la vuelta al mundo en cuestión de horas. Afortunadamente el artista
se recupera en el hospital; aunque nadie podrá reprocharle que en su único
concierto en Europa no se dejara la piel en el escenario. Poco antes de su
desvanecimiento, el cantante había trepado por una columna de sonido de unos
cuatro metros, cuya cima coronó con esfuerzo, llegando arriba visiblemente
agotado. Su intención era cantar desde lo alto, pero tuvo que hacer señas al
guitarrista para que tocara un solo mientras se recuperaba sentado en el borde
del altavoz. Los operarios del backstage le colocaron una escalerilla por la
parte trasera y el artista bajó por su propio pie, e incluso cantó la última
estrofa de la canción, pero la sangre había dejado de correr por sus venas y
cayó al suelo como un muñeco.
Si, como habían anunciado, ésta iba a ser la última gira del
grupo, ahora sí está claro que los espectadores allí presentes, parte de ellos
finlandeses, asistieron sin saberlo al canto del cisne de este gran grupo
histórico de la música heavy. Sin embargo el teatral desvanecimiento del
artista al final del clásico tema Red Hot Chains solo fue el colofón de un
irrepetible espectáculo infernal en el que los siervos de Satán sintieron más
cercana que nunca su tórrida presencia. Porque sí, los Franklins supieron invocar
una vez más al señor de las tinieblas con la misma capacidad de convicción con
la que lo hacían veinte años atrás; y el espíritu del maligno sobrevoló las
cabelleras rizadas que miles de espectadores agitaron durante toda la
noche.
El espectáculo había comenzado con una catarata de sonido
procedente de la Harley Davidson sobre la que irrumpió en el escenario el
antaño rubio baterista Frederick Freekowstky. Por el lado opuesto apareció
galopando en un caballo negro el solista y guitarra Frank Fronkonstin entre un
estruendo de batería que hizo vibrar el vientre de todos los asistentes,
mientras que el bajista del grupo, Phineas Toledo, descendió desde el cielo
pilotando un minihelicóptero que emitía haces de láser en todas direcciones y
aspersionaba mezcal sobre el público. Los temas clásicos se fueron sucediendo
al galope uno tras otro sin que disminuyera el ritmo más que para la obligada
interpretación de la balada Drought and Storm. Guitarreos trepidantes, bajos
poderosos y una batería que parecía que iba a echar abajo las paredes del
estadio cumplieron las expectativas de hasta el más escéptico de los
asistentes.
El diario local informaba esta mañana de que el vodka se
había agotado ayer por la tarde en toda la provincia, según su versión, por la
gran demanda de los turistas finlandeses. Verdad o no, lo cierto es que el
ambiente fue de ebriedad generalizada y que se pudieron presenciar excesos
propios de los festivales históricos de los 70, con peleas, sexo explícito,
comas etílicos, e incluso un parto que coincidió precisamente con el momento en
que el carismático solista sufría su ataque al corazón, razón por la que un
grupo de espectadores hizo correr la voz de que el artista se estaba
reencarnando. No fue así, aunque la madre ha comunicado ya a la prensa que el
recién nacido, un saludable varón, será bautizado con el nombre del cantante.
Sin duda cuando despierten de la resaca, los asistentes al concierto tendrán la
certeza de haber presenciado en primera persona una página importante de la historia
del metal.
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Querido amigo,
estoy entusiasmado con su crónica. Es cierto que el
desgraciado accidente le facilitó las cosas, pero el texto es francamente
bueno. Era justo lo que necesitábamos. Dado el éxito de su debut, quisiera
preguntarle si se sentiría usted capaz de escribir otro artículo, esta vez
sobre un concierto de música clásica, para la revista Murtosoinnut, de nuestro
grupo editorial.
Espero impaciente una respuesta afirmativa.
Saludos cordiales,
Onni
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Estimado señor Virtanen,
una vez más, le agradezco los elogios, que considero
inmerecidos, pero debo declinar su ofrecimiento. No creo tener conocimientos de
música clásica suficientes como para ello.
Un saludo,
Juhani Korhonen
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Estimado Juhani,
sé que será usted capaz de hacerlo. No es necesario un
artículo largo. Se trata simplemente de demostrar a nuestros lectores que
nuestra revista está siempre allá donde tiene lugar un evento importante.
Confío en usted. Puedo duplicar los honorarios, si eso le convence.
Onni
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LECCIÓN MAGISTRAL
La visita de un dios de la interpretación a ciudades que
caen lejos de los circuitos más activos de la música clásica siempre tiene un
gran poder de convocatoria, especialmente para aquellos intérpretes que tocan
el mismo instrumento. Maestros o aprendices admiran, se comparan, y diseccionan
con toda severidad la interpretación debatiéndose entre el elogio más rotundo y
la crítica al mínimo detalle, menospreciable en cualquier otro caso, pero
decepcionante si se detecta en tales monstruos de la música. Esto es justo lo
que ocurrió en el último concierto de Maria Mäkinen en Málaga, en el que casi
con toda seguridad la mitad de los asistentes eran violinistas. Los pocos que
faltaron debieron tener motivos serios para hacerlo, y seguro que lo
lamentaron. La primera parte del concierto estuvo dedicada a Sibelius. No es
casualidad que un compositor y una violinista finlandeses coincidieran en
Málaga, ya que el programa se encuadraba dentro de las actividades de la Semana
de la Cultura Finlandesa organizada por la Embajada de nuestro país en Madrid.
Mientras la orquesta afinaba los instrumentos, se formaban
corrillos que comentaban el estado de forma de la artista. El consenso era
unánime: Maria Mäkinen ya no se puede considerar una niña prodigio y debe
demostrar algo más. Junto a las valoraciones técnicas, obviamente, también se
dejaban caer chascarrillos propios de la puerta de un mercado que condensaban a
partes iguales la más baja envidia y la admiración de los colegas por la
artista.
La expectación, pues, era grande, y lo cierto es que Mäkinen
no decepciono y tocó como quizá nadie más sabe tocar el violín en estos
momentos. La orquesta local estuvo a la altura, interpretando con limpieza y corrección,
y consciente de quién era la protagonista de la noche.
Elegir la Valse Triste Op. 44 como pieza de
presentación facilitó a la orquesta la captatio benevolentia. La conducción fue
limpia y satisfizo a legos y entendidos. El terreno estaba allanado para la
exhibición de la estrella de la noche, que atacó, como no podía ser menos, con
el Concierto para violín en re menor, Op. 47 de Sibelius, que, como es sabido,
Mäkinen toca desde su más tierna infancia, habiéndose convertido por derecho
casi en su intérprete oficial; razón por la cual probablemente el concierto
congregó a tantos profesionales. La maestría de la violinista pudo comprobarse
especialmente en el tercer movimiento, aplaudido con entusiasmo durante varios
minutos; reconocimiento que fue correspondido con una interpretación perfecta
del Capricho nº 5 de Paganini, igualmente ovacionado por un público
acostumbrado a comparar y valorar las diferencias.
Tras la retirada de la estrella visitante, la orquesta
acometió una interpretación de la Sinfonía nº 5 de Schostakovich que demostró
la excelente forma de un equipo que este año ha apostado por nuevos fichajes,
entre ellos también un par de compatriotas.
Pero está claro que la nota singular la había puesto la
visita de una estrella de primera línea mundial, y una noche más, la música de
Maria Mäkinen sonó como el cristal tallado. Durante el desalojo de la sala,
alguien comentó que la encontraba demasiado perfecta, tanto en la
interpretación como en el trato personal. “Resulta algo fría, casi antipática”,
dijeron. "No es que sea antipática -contestaron- lo que pasa es que es
finlandesa".
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Querido Juhanni,
enhorabuena. Has conseguido hacer una buena crónica,
informativa, pero sin saturarla de tecnicismos. Además no te limitas a hacer
tus propias valoraciones, sino que recoges la opinión y el sentir de otros
asistentes, algo que resulta ameno, y aporta cierta objetividad a las
valoraciones. Es raro que la gente se lea este tipo de artículos hasta el
final, en cambio aquí hemos coincidido todos en la facilidad con que fluye el
texto. Nos vendría bien tener a un corresponsal permanente en España. ¿No te
interesaría trabajar para nosotros?
Un saludo
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Señor Virtanen:
Una vez más tengo que agradecerle sus elogios; pero lamento
decirle que no puedo trabajar en el campo de la música sencillamente porque soy
completamente sordo de nacimiento. Esa es la razón por la que en mi blog no dedico ningún espacio a la crítica musical. Como ha podido comprobar, tengo recursos para salir al paso en estos
casos, pero, sinceramente, aparte de que me supone demasiado esfuerzo y
tensión, sería muy arriesgado llevarlo más lejos. La única razón de esta temeridad ha sido mi apurada situación económica. Espero que
no se tome muy a mal la noticia. Yo le garantizo que nadie sabrá en Finlandia que he
sido el autor de los artículos.
Atentamente,
Juhani Korhonen
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Señor Korhonen:
Por el bien de todos, espero que sepa usted guardar la
debida discreción.
Atentamente,
Onni Virtanen
[Agradezco la ayuda de Enrique García Vivanco para
la redacción de este post]
Jajaja! Estoy impaciente por leer esa serie...
ResponderEliminarGracias por tu comentario. Espero que te guste la serie. Un beso
ResponderEliminarMagnífico. Una crítica al crítico muy sutil.
ResponderEliminarMuchas gracias, María. Contigo ya tengo siete visitas.
ResponderEliminarDigamos que ya son ocho y seguro que llegarás a muchísimos más pues el blog (Málaga y Blas Infante) promete, y no es un cumplido. Muy buena la secuenciación de los mensajes, aunque me he quedado un tanto preocupado tras el último en el que intuyo una velada, si no explícita, amenaza al creativo, inteligete y honesto Juhani. No, si al final el ámbito musical en nuestro mundo también se va a reducir a una prolongación del darwinismo macarra imperante. Ya se lo decía su madre "a ver si te vas a meter en líos", o algo similar. ¡Ah, las madres, tan intuitivas con los peligros para sus vástagos...!
ResponderEliminarPor cierto, no sabía que también hablases suomi.
Enhorabuena, Miguelángel, por tu blog. Pedalearemos cerca.
Indurain
Muchas gracias, compañero. Alucino con tu capacidad para leerlo TODO. Ana me comentaba el otro día que te envidiaba por ello. Espero seguir ofreciendo cosas interesantes. Un abrazo
ResponderEliminarMuy bueno.
ResponderEliminarMe ha recordado un poco a la frase de Frank Zappa en la que definió el periodismo musical como "gente que no sabe escribir entrevistando a gente que no sabe pensar para preparar artículos para gente que no sabe leer".
Muchas gracias Puli. No sé cómo has llegado al blog, pero me alegro de que haya gente que se lee los posts hasta el final aunque no tengan foto. La frase de Zappa es muy buena, como todo lo que hacía. En realidad la idea del post era hacer reflexionar acerca de cómo un sordo puede ver la música y de aquello en la música que no se puede decir que realmente sea música. Un poco como lo que cuentan sobre fútbol en los telediarios, donde parece que lo que menos importa es lo que pasa en el campo. Tu blog también promete, así que voy a investigarlo.
EliminarFantasztikus! una historia magnífica, muy divertida. Y las crónicas eran muy buenas, de verdad.
ResponderEliminarKöszi szépen tocayo! Azért van, aki nem fél a tiszta kép-nélküli hosszú szövegektől!
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